Primer mes y primera entrada del año.
No sé por qué la gente se empeña en pensar que las cosas
cambiarán de un día para otro sólo porque cambiemos de número.
Hacemos balance, nos marcamos metas y propósitos, y
estipulamos las nuevas reglas de otro juego, pero…lo más importante…hay que
cumplirlas, señores. Y es que no basta sólo con proponérselo, aunque ya sea un
gran paso.
Hace unos años alguien me enseñó el concepto de “foto
bonita”. Todos tenemos una.
Tu foto bonita es esa imagen que te gustaría ver en un
futuro, ese lugar en que querrías estar, ese sueño que querrías cumplir, eso en
lo que te gustaría verte convertido, un objetivo, una meta, un logro, un todo.
Ahora que empieza el año es un buen momento para hacer nuestra “foto bonita” y
empezar a emprender el camino hasta ella.
Yo tengo muchas “fotos bonitas” y no espero al 31 de
diciembre para disparar ni al 1 de enero para revelarlas. A veces salen mal,
pero otras son dignas de tenerlas enmarcadas y presentes toda la vida.
Como todo el mundo, también tengo mis propósitos para este
año. El más importante, y en el que se basa todo, es “multiplicar las sonrisas
de 2012, como mínimo por 13”.
No sé si será cosas de gatos o de otro animal, pero el positivismo no lo cambio
por nada del mundo. ¿El truco? Es sencillo…y es que no lo estás viendo bien,
gira la perspectiva desde la que miras y date cuenta de que eso contra lo que
chocas no es una pared, es un peldaño. Ahora sólo tienes que subirlo, y así,
toda la escalera.
En 2013 haré deporte, borraré dos de los puntos suspensivos
de cada historia que no quiera, desecharé cada cosa que no aporte algo bueno a
mi vida, viajaré, terminaré cada libro que empiece aunque no me guste,
exprimiré a cada persona nueva que entre a formar parte de mi mundo, echaré a
quienes no se dejan exprimir y reexprimiré a quienes ya están en él.
Cerraré las puertas por las que me entre frío y abriré las
ventanas por las que entra el sol. Seguiré escuchando música a todo volumen y
bailando en la ducha como una loca.
Escribiré lo que me apetezca cuando me apetezca. Pensaré
antes de hablar en ocasiones, y en otras hablaré sin más.
No trataré con prioridad a quien me trate como opción. No
trataré como opción a quien me trate como prioridad.
Seguiré despertándome con sueño, comiendo sin hambre y
riendo con ganas. Seguiré dando más de lo que recibo, hablando más de lo que
callo y soñando más de lo que duermo.
Pediré perdón cada vez que tenga que hacerlo y perdonaré
cada vez que me pidan perdón.
Olvidaré, empezaré de cero.
Cuidaré todos y cada uno de mis tesoros.
No cometeré el error de no caer en el error.
Sonreiré siempre.
Lloraré algo, pero poco, y sólo por eso de limpiar los ojos.
Y sobre todo…no desaprenderé lo que aprendí.